LA RESURRECCIÓN ESPIRITUAL


INTRODUCCION: (LEER Juan 11:17-44)
Quizá el título que debería llevar este mensaje, y por la porción que acabamos de leer, debería ser LARESURRECIÓN DE LOS MUERTOS, sin embargo, quiero darle un enfoque más allá que sólo traer a la vida a un cuerpo muerto, así que quiero hablar de la resurrección espiritual. Un poderoso hecho y principal causa por la cual Cristo vino para “darnos vida cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados”
El propósito principal de este milagro era para dos cosas: 1) Que Dios fuera Glorificado y 2) Para que creyeran que Cristo es el Hijo de Dios (vr. 42)
Ahora vamos a adentrarnos a nuestro tema de lleno, vamos a ver 3 puntos principales: EL LETARGO DE LA MUERTE en el que todos nos encontramos sumidos por naturaleza, el proceso que obra portentos LA VOZ DE VIDA, y LAS ATADURAS PARCIALES.
1)      EL LEARGO DE LA MUERTE en el que todos nos encontramos sumidos por naturaleza:
verás hay personas que dicen y creen que los hombres no están muertos en delitos y pecados. Piensan que la Biblia habla en un sentido metafórico. Pero la Biblia no usa ninguna metáfora cuando dice que somos unos pecadores muertos espiritualmente.

Primero voy a decir en que consiste esta muerte espiritual, y para comenzar lo primero que debemos entender es que hay diferentes grados de vida: Está la vida de la planta, que la piedra no posee; por lo tanto la piedra está muerta. Está la vida de un animal, y si se hablara de vida animal podríamos considerar a la planta muerta en ese sentido. Además hay una vida mental, y como el animal no tiene mente, podríamos decir que está muerto mentalmente. Luego hay un grado más allá de la vida de la vida del hombre: la vida espiritual.
Hablando de vida espiritual el hombre impío tiene 2 partes: El alma y el cuerpo. El cristiano tiene tres: alma, cuerpo y espíritu, y como un cuerpo sin alma esta naturalmente muerto, un hombre sin espíritu esta muerto espiritualmente.

Es por eso que cualquier pecador que intenta hacer cosas como orar, creer, arrepentirse no lo entiende, para él son locura (1 corintios 2:14). ¿recuerdas cuando fuiste ganado para Dios? ¿ Recuerdas que fue lo que hizo que corrieras hacia él? Quizá fue un sentimiento de culpa, quizá el temor de no querer ir al infierno, quizá una culpa por tu pecado, sin embargo cuando Dios nos atrajo a él, luchamos y oramos y le suplicamos, pero después de todo fuimos enseñados que el poder para todo lo espiritual, debe venir de Dios. Cristo dijo: …separados de mí, nada podéis hacer. Podrás intentar orar, creer, o arrepentirte, pero separado de Cristo no lo puedes hacer, separados de él no se puede llenar ese vacío, sin Cristo estamos muertos.
Ojala que Dios quiera hoy humillarnos y abatirnos para que Cristo nos levante y produzcamos fruto.

2 cosas más antes de dejar este punto, la primera, es que el impío está en una peor condición que el muerto (vr. 39) esta es la condición del impío, no solo está muerto sino que hiede ya, sino que se ha vuelto hediondo ante los ojos de Dios, y si tú piensas que te has vuelto hediondo ante Dios y que ya no hay ninguna esperanza para ti, entonces Dios está obrando en ti, pues justamente cuando empezamos  a apestar Jesucristo clama como lo hizo: ¡Lázaro, ven fuera!

Ahora, voy a enfocarme únicamente en los creyentes, y quiero preguntarte algo: Quizá tu ya no estás muerto espiritualmente, entonces… ¿Por qué vives como si lo estuvieras? Si Cristo ya te ha dado la vida ¿Por qué insistes en querer seguir enterrado en el pecado? Tu condición ya no es de muerte sino vida. Tú que si puedes orar, creer, arrepentirte y no lo haces, mereces ser condenado porque estando vivo pareciera ser que no quieres la vida.
Tienes ya la vida, pero esos pecados ocultos te dan olor a muerto, pero ahora es cuando Cristo clama: ¡Lázaro, ven fuera!
2)      El proceso que obra portentos LA VOZ DE VIDA (vr. 43)
Lázaro recibió la vida instantáneamente. No transcurrió ni un solo segundo para que su alma volviera a su cuerpo, no pasó ningún tiempo. Así mismo la transformación, el milagro que el Señor hace en nosotros ocurre en instantes. Si Dios te habla hoy la vida vendrá a ti en un instante, la justificar no es un proceso que tome horas, la justificación ocurre en un momento, regenerar no lleva horas, ocurre en segundos.

Nosotros nacemos y  morimos en instantes; lo mismo pasa en relación con lo espiritual; la vida y la muerte espiritual  no ocupan ningún periodo de tiempo. Oh, si Cristo clamara hoy: ¡Lázaro, ven fuera! No habría ningún Lázaro aquí, aunque estuviera envuelto en un sudario de mentiras, atado alrededor con el cinturón de un blasfemo, que no hiciera pedazos las ataduras, y saliera mostrando plena vida.

Algo importante que debemos notar, es que fue Cristo quien clamó y no sus discípulos.
Nosotros podríamos desgañitarnos y gritar y esforzarnos por darle vida a un alma muerta, pero sin lograr nada. Pedro pudo haber estado gritando horas y horas frente a la tumba de Lázaro, pero Lázaro jamás hubiera salido, lo mismo hubiera pasado con cualquier otro discípulo. Porque quien obra portentos y hechos maravillosos es Dios.  Podría gritar y suplicar y llorar que vengan a Cristo, y por más esfuerzos que hiciera cualquier predicador no podría traer a la vida a una sola alma, Cristo es el que da la vida.

Esto debe humillar la vida de cualquier ministro, porque ¿Qué es el predicador?
Una pobre trompetita por la que Dios decide soplar, pero nada más. Solo el Espíritu puede suministrar la palabra que revive. Pero aunque yo no puedo hacerlo, ni ningún otro predicador,  sí quisiera persuadir a que así, muerto como estás, Jesús pueda hablarte hoy para vida.
Quizá alguien diga: yo tengo muchos años viviendo en pecado, ya no hay esperanza para mí, Quizá alguien diga: Yo apesto, no importa, Cristo es más fuerte que tu corrupción, pero: yo estoy muerto, no importa Cristo es vida, es que estoy en un calabozo de tinieblas, no importa Cristo es luz, A lo mejor dices: no lo merezco, Cristo no le da importancia a los merecimientos, solo deja que Cristo te llame y vivirás
3)      LAS ATADURAS PARCIALES (vr. 44)
Quisiera en este último punto hablarle a todos, pero especialmente a los creyentes.
La vida espiritual representada por Lázaro saliendo de la tumba, representa también nuestra condición.
Cuando llegamos a la vida somos salvos en ese mismo instante, pero todavía traemos vendas de inmundicia que nos atan de pies y manos. Todavía hay cosas que nos atan, quizá la mentira, quizá pecados ocultos, como pornografía, quizá la fornicación o quizá pecados que no son tan escandaloso pero al fin son pecado, como la ira, el enojo, la amargura, ¡Cuán a menudo arrastramos esas vendas por largo tiempo! Aunque vivimos en Cristo muchos traemos esas vendas y sudarios puestos, pegados a nosotros y batallamos en la lucha para dejarlos. Pidámosle a Jesús que pronuncie esas hermosas palabras: Desatadle y dejadle ir.
Cuando obtenemos por primera vez la vida espiritual ¡Cuántas vendas no traemos pegadas al cuerpo¡ Cuando un hombre que ha sido un ebrio se convierte en hijo del Dios vivo, descubre que aún sus viejos hábitos están adheridos a él. El hombre que ha sido un blasfemo, en ocasiones surgen otra vez palabras soeces de sus labios y muchos pecados más. Esas vendas se mantendrán ajustadas hasta que el hábito sea roto lo suficiente, pero todos tenemos vendas que están sobre nosotros  y nos seguirán hasta la muerte, el mismo apóstol Pablo decía: ¡miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
aunque esto no debe ser una excusa para pecar. Una característica de un verdadero hijo de Dios, es que aunque comete pecado, no ama el pecado, sin embargo poco a poco empezamos a avanzar en nuestra vida cristiana, primero somos librados de un mal, luego de otro. Mientras vivamos tendremos algunas vendas, con la ayuda de Cristo podremos vencerlas, pero, muy pronto llegará el día (puede ser mañana, pasado o en 10 años) cuando Cristo por fin diga: “Desatadle y dejarle ir” cuando al fin seremos librados de este cuerpo de muerte y seamos llevados por ligeras ráfagas de aire y volemos hacia nuestro Dios y seamos libres para siempre de todo lo que ahora nos angustia; porque Dios habrá dicho: “desatadle y dejadle ir.”  

No hay comentarios:

Publicar un comentario